sábado, 11 de diciembre de 2010

|Cuando todo se pierde... en la depresión las motivaciones se van...y quiero recorrer el mundo

Quiero recorrer el mundo. Viajar por todo el mundo, recorrer cada país, cada mínusculo país de este enorme planeta. Probablemente es lo que más deseo en la vida. La única meta de mi vida. La única motivación. Esa motivación que me hace seguir viviendo.  

Esa motivación que me hace despertar cada día, hacer a un lado el abatimiento que se apodera de mí cuando voy al instituto y pienso: "Es lo mismo de todos los días. Que patético". Cuando caigo en grandes depresiones, cuando siento que nada tiene sentido y todo se pierde, el camino desaparece y sólo quiero morir, pienso que algún día cumpliré ese sueño y dejaré esa patética y triste vida atrás.

Es triste. Y la vez feliz. Porque ni siquiera yo misma sé pueda conseguir hacer algo como eso. Todo en esta puta vida cuesta. Así es como lo han hecho los estúpidos humanos. Porque probablemente tenga que tener todo el dinero del mundo para poder cumplir mi sueño. Eso es lo triste. Lo patético. Lo estúpido. Pero ni eso logra quitar mi motivación.

A veces pienso que puedo hacerlo sin dinero. Que simplemente puedo empacar mis cosas, dinero, provisiones, fotografías, mi camara, reproductor de música, el dinero que tenga ahorrado, la computadora portátil y tomar mi bicicleta e irme un día por la madrugada. Sin decir palabra. Ni Adiós, porque odio despedirme.        

Y allí emprender el rumbo de mi vida. Respirar la tranquilidad y el aire fresco que ofrece la noche. Ir pedaleando y finalmente tomar la carretera, perderme los caminos y comenzar a vivir. Respirar el aire fresco que ofrecen los caminos fuera de la cuidad, lejos de esa asfixiante contaminación y sobrepoblación.

Ir por las carreteras, mirando los campos de flores, con el fresco aire azotándome la cara y agitándoem los cabellos. Ir sonriendo, porque por fin pude salir del círculo vicioso que es la vida humana, pude conseguir esa libertad tan ansiada.

Emprender ese viaje tan anhelado, tan esperado. Sin rumbo, sin destino, sin fin, sin nada... Sin prisas ni retrasos. Porque la cuenta del tiempo desaparecerá y simplemente seguiré, sin ir rápido y sólo disfrutando el camino. Disfrutar el silencio... la soledad... el sol... la naturaleza.

Y nunca volver.  Iré a todos los lugares que pueda. Me fijaré en cada detalle. Aquellos detalles que normalmente nos perdemos diaramente por el tiempo o por la indiferencia. Tomaré fotografías y disfrutaré. En mi computadora relataré sobre todas aquellas cosas que pude observar.

No más preocupaciones. No más temores. No ataduras. No más estupideces de la vida... Sólo encantadora y dulce libertad. La rutina se quede atrás y comience la verdadera y refrescante aventura...

A la velocidad del viento, volando a ras del suelo. Disfrutando sosegadamente de un paisaje que se transforma a un ritmo perfecto, humano, armónico. Viajar en Bicicleta, como yo quiero. Sin tener que depender de otros, tomar mis propias decisiones, mi propio camino sin fin...



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